Hace poco hemos conocido la reciente comunicación de la Comisión Europea en relación a la Estrategia europea sobre climatización, una estrategia que surge como una necesidad ante el hecho de que la climatización consume más de la mitad de la energía en Europa y gran parte de la misma se malgasta en sistemas ineficientes. Desde la comisión europea se pretende que la instalación de sistemas de climatización eficientes y sostenibles sea una prioridad, no solo para reducir la dependencia energética, sino para abaratar los costes de los sistemas de climatización y para avanzar en la línea que exigen los compromisos medioambientales. Aunque los sectores de la calefacción y la refrigeración se están encaminando hacia energías limpias lo cierto es que el 75 por ciento de la energía procede todavía de combustibles fósiles.
A través de esta estrategia se pretende proporcionar el marco que permita integrar sistemas eficientes de climatización en las políticas energéticas europeas, fundamentalmente impidiendo las pérdidas de energía de los edificios, maximizando la eficiencia y la sostenibilidad de los sistemas de climatización, apoyando la eficiencia en los procesos industriales y aprovechando las ventajas de la integración de la climatización en el sistema eléctrico. En cuanto a las principales barreras en la rehabilitación energética de edificios encontramos que los edificios son los principales consumidores de calefacción y refrigeración y que esta representa más del 80 por ciento del consumo en climas fríos y la refrigeración crece cada día en los climas más cálidos.
Y es que también son estos edificios los que pierden el frío o el calor debido a la mala calidad en las construcciones. Las dos terceras partes de los edificios de la UE fueron construidos teniendo en cuenta criterios que no contemplaban medidas en el ámbito de la eficiencia energética. Medidas como el aislamiento térmico, la instalación de dobles o triples acristalamientos o la rehabilitación de fachadas redundarían en importantes ahorros, reduciendo la demanda de energía. El informe sobre la estrategia europea también se detiene a analizar las distintas formas de propiedad de la construcción y la problemática de cada una de ellas a la hora de abordar un proyecto de rehabilitación energética.
Alrededor del 70 por ciento de la población de la Unión Europea vive en edificios de viviendas de propiedad privada. En este tipo de viviendas colectivas, los propietarios son reacios a impulsar proyectos de rehabilitación encaminados al uso eficiente de la energía, no sólo por la falta de conciencia de los beneficios de abordar dichas reformas, sino también por la falta de asesoramiento técnico. Por otra parte, en viviendas de alquiler de propiedad privada, fórmula con gran implantación en algunos países europeos, se da la circunstancia de que los propietarios no ven el incentivo de invertir en la mejora de la eficiencia energética de sus viviendas por el hecho de no pagar las facturas energéticas ya que dicho gasto recae en los inquilinos.
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