Hoy queremos darte algún consejo para que puedas ahorrar energía en tu oficina y lo hagas un lugar más eficiente. Y es que los centros de trabajo son grandes consumidores de energía y además del problema medioambiental que genera el alto consumo energético, también puede representar un sobrecoste económico. Además, también hay que cumplir en los centros de trabajo ciertos requisitos para garantizar el confort de los trabajadores, por lo que no vale cualquier cosa. Lo que hay que hacer es usar la energía de forma más eficiente y reajustar los hábitos que tenemos. Así se conseguirá ahorrar energía en la oficina, reducir las emisiones contaminantes y rebajar la factura energética.
En cuanto a la distribución del consumo de energía en una oficina media en España, tenemos que el 40 por ciento se va en iluminación, la calefacción ocupa el 30 por ciento de la energía, la refrigeración el 25 por ciento y un 5 por ciento es del agua caliente. Por tanto, las medidas que se tomen en estos ámbitos destinadas a reducir el coste, contribuirán a reducir la factura energética. En cuanto a las medidas a seguir, hay que implementar un Plan de Ahorro y Eficiencia Energética para reducir el consumo energético y las emisiones de CO2, o desarrollar una cultura energética basada en el ahorro, el uso de tecnologías más eficientes y en el desarrollo de las fuentes de energía renovables.
Podemos empezar haciendo una revisión del consumo energético que tenemos en la oficina. El aprovechamiento de la luz natural, una distribución óptima de cara a aprovechar la ventilación natural y la existencia de controles y regulación en las instalaciones para poder realizar un control del consumo de energía son elementos que van a favorecer el ahorro de energía. Otro aspecto fundamental es el equipamiento eléctrico disponible y el tipo de tarifa eléctrica contratada. La recomendación general es la utilización de equipos de bajo consumo energético y el uso racional de los mismos por parte de los trabajadores de la oficina.
Si la factura energética sigue siendo elevada puedes plantearte cambiar el tipo de combustible. La energía solar térmica o la biomasa son una solución excelente para cubrir total o parcialmente las necesidades calefacción y con su aplicación se reducen notablemente las emisiones contaminantes a la atmósfera. La electricidad es el sistema más ineficiente desde el punto de vista energético y es preferible el uso de gas natural por su mayor rendimiento energético y menores emisiones contaminantes. Renovar los sistemas de iluminación puede suponer un gran ahorro gracias a la utilización de bombillas de bajo consumo y de tipo LED.
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